lunes, 2 de febrero de 2009

Más de Sentido y Sensibilidad




Hablar de los personajes de Sentido y Sensibilidad me resulta muy grato, ya que los personajes de esta novela, son como del día a día.
Eleonor, es una mujer que se ha repetido en mi vida muchas veces, la he visto hasta el cansancio. Reservada, introvertida, contenida, responsable, juiciosa, amable, sensible, y tantos otros adjetivos. Pero Eleonor tiene un problema (las otras mujeres también lo tenían), no es feliz. Y claro, como se puede ser feliz cuando la felicidad pende de hilos ajenos. Por ejemplo, su cuñada Fanny Dashwood , esa mujer tan desagradable, que consigue despertar todo el egoísmo de su esposo, el hermanastro de Eleonor, John Dashwood. Otro ejemplo de manipulación es la de Mrs. Ferrars, que al igual que su hija maneja las vidas de sus hijos bajo la amenaza de desheredarles. Pero bueno, Eleonor tiene también otros problemas que promueven aunque nunca manifiestamente su infelicidad, y estos han de ser más graves, creo, ya que los tiene en casa. Sí, por que la señora Dashwood, y sus hijas, Marianne y Margaret, no aportan demasiado a la felicidad de Eleonor, y no es porque no la quieran, es sólo que sus vidas también son complicadas. La señora Dashwood venida a menos después de la muerte de su esposo, Margaret que se sentirá perdida ante todos estos cambios que suceden tras la muerte de su padre y por supuesto Marianne, que tiene sus miras puestas en un sentimiento más apasionado, más rebelde, más aventurero.
En realidad la única persona de la novela que otorga felicidad a Eleonor es Edward Ferrars; pues sí, este chico tímido y retraído es quien con su sola presencia, con sólo unas palabras, apenas alguna mirada algo más persistente, da a Eleonor la razón y la sin razón. Cierto es que Edward como personaje, no es interesante y avasallador como el encantador John Willoughby, que termina destrozando todos los sueños de Marianne, pero ya ven, Edward sí termina casándose con Eleonor, por tanto los fuegos de artificio que adornaban a Willoughby no eran sinónimo de nada. Respecto a este personaje, algo en él parece rescatar la figura indeseable que proyecta, y es que su corazón (ambicioso) sí latía por Marianne, y por lo visto no hizo un matrimonio feliz. Sin embargo Marianne sí consiguió la dicha que trajo la madurez y paciencia del Coronel Brandon.
Del resto de los personajes no tengo mayores comentarios; tal vez por insoportables podría mencionar a señora Jennings y Lucy Steele. De estas damas decir que me resultan tan agotadores sus personajes que es precisamente en eso, donde siento que Jane Austen retrata sus gentes con maestría.
Cariños y nos estamos leyendo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, aquí estoy de nuevo... Respecto al email te lo iba a poner en otro mensaje, pero es que el ordenador no me dejaba... u.u
En fin, la verdad es que no me hace gracia la idea de hacer pública mi dirección de correo electrónico, por lo que te dejo otra donde puedes ponerte en contacto conmigo siempre que quieras (a partir de esa puedo darte la que utilizo realmente ... Chica lista jaja). Es la siguiente: dorinda_dory@hotmail.com
En cuanto a tu post sobre los personajes, sólo discrepo contigo en lo que se refiere a la señora Jennings: me encanta ese personaje. Quizás no demasiado al principio, pero poco a poco fui simpatizando con ella ^^.
Estoy deseando oír tus ideas para hacer con los tres clubes de lectura.
(Te dejo otro mensaje en el post de Crepúsculo)
Besos,
Dorothy

Daniela dijo...

Hola Dorothy, gracias por pasarte, y disculpa, me había saltado responder, aunque lo tenía en mente.
Ya estás en mi msn y correo personal, para que nos comuniquemos de forma privada.
en cuanto a la Sra. Jennings, mi comentario iba con ironía, en realidad es un personaje magistral, al igual que el de Lucy. Cómo digo en el post, creo que están magistralmente conseguidos y es eso precisamente lo que me hace odiarlos. También me sucede lo mismo con otros personajes de Jean Austen como por ejemplo con el Sr. Collins en Orgullo y Prejuicio, y con Harriet o la Srta. Bates en Emma.
En fin, espero haberme explicado, estoy un poco liosa en estos días.
Un abrazo Dorothy y nos seguimos leyendo.